viernes, 24 de noviembre de 2017

Dime que te duele y te diré que perdonar

Para vivir plenamente, debemos aprender a escuchar lo que dice nuestro cuerpo. La primera vez que me percaté de ello fue al leer el espectacular libro de Louise L. Hay “Sana tu vida”, luego, fui descubriendo que en diferentes filosofías y tendencias sobre el pensamiento y crecimientos personal y espiritual -como la metafísica, la programación neurolingüística, terapia gestalt, theta healing, ressonance patter, reiki , bioenergía y hasta en el yoga- se explica que, aún cuando en algunos casos las enfermedades se deben a un gen, la mayoría de las personas sufren y padecen males porque, acumulan resentimientos, odio, cólera, furia, viven aferrados al pasado y a las ideas del pasado, cargan cólera, odio, tristeza, viven para complacer a los demás o según los patrones establecidos como correctos.
Por ende no se aceptan a sí mismos y carecen de amor propio de manera incondicional, cargan sentimientos de culpa, frustraciones, resentimientos y demás emociones que surgen a través de los pensamientos que no controlan y que llega un momento en el que el cuerpo dice, pues esto tiene que salir por algún lado y es a través de cantidad de síntomas o enfermedades, que no es más que el cuerpo hablando, porque aunque un médico nos revise y nos medique hay padecimientos que se prolongan y en buena parte puede deberse a que hay que ir a la raíz de lo que está provocando el mal para poder erradicarlo.
Todos creamos nuestras experiencias a través de los pensamientos que decidimos hacer nuestros y a través de estos surgen los sentimientos que nos llevan a las acciones y de ahí a los resultados. Solo que muchas veces, al negarnos a que esto es así de simple como te lo digo, negamos nuestro poder culpando a otros de nuestras frustraciones. De hecho nuestra vida no es más que un reflejo de nuestro estado mental; si en nuestra mente hay paz, armonía y equilibrio, entonces nuestras vidas pueden solamente ser armoniosas, pacíficas y equilibradas. Y si tenemos pensamientos negativos ya sabemos qué es lo que pasa.
Nuestro cuerpo es sabio y habla, por eso hay que aprender a escuchar qué es lo que nos quiere decir, para, desde ahí, ir a la situación que nos genera malestar sanarla y vivir sin hacernos tanto daño. Muchas veces el cuerpo grita lo que la boca calla, y entonces la cosa estalla en situaciones nada agradables. Afortunadamente, cantidad de tendencias y hasta estudios médicos han confirmado que podemos prevenir o bien, sanar, si identificación la situación que ocurrió en el pasado o los sentimientos que cargamos y que no nos permiten avanzar.

De acuerdo a la parte del cuerpo donde se presenta el signo, habrá una explicación emocional para el mismo. Quienes han estudiado el tema por años, afirman, ya que estoy convencido de que te vas a identificar con alguna de las causas:

Por ejemplo muchas veces una gripa representa lágrimas no lloradas o reprimidas y éstas buscan salir por donde sea; mientras que si te duele la garganta, es porque tienes cosas pendientes de decir, no eres capaz de comunicar tus aflicciones. El cuello representa tu flexibilidad como persona; el dolor en los tobillos, el avance o la resistencia que tienes ante la vida. Quienes usan lentes o tienen problemas para escuchar es porque cosas que ven o escuchan que no les son agradables. Los problemas estomacales hablan de la convivencia y además la habilidad para digerir las situaciones. Otra parte del cuerpo que recibe muchas de nuestras emociones es la espalda. Según los expertos, las molestias en la espalda baja usualmente reflejan preocupaciones económicas o sensación de falta de apoyo, la espalda alta cuando presenta molestias nos dice que estamos cargando cosas que no nos corresponden.
Más ejemplos: se dice que si tienes problemas con tus muslos es relacionado con lo que los demás esperan de ti o lo que crees que esperan los otros de ti; si la situación es con las pantorrillas, está vinculado a lo que yo espero de mí mismo. En el caso de las rodillas, tiene que ver con cómo articulo las expectativas externas y las internas, se dice también que es cuando tu orgullo no se doblega. Si se trata de los tobillos, la situación es cómo vinculo mis expectativas con la realidad; mientras que más abajo, relacionado con los pies, habla del apoyo, soporte y equilibrio. Si te duele la frente, es relacionado con la manera en la que enfrentas el mundo. Los problemas del corazón son relacionados con problemas emocionales básicos, de afectos primarios. Y, depende de la manera en la que asimiles el mundo, sufrirás de problemas con los dientes y encías. El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan, las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas, la presión arterial, sube cuando el miedo aprisiona.
Entre otros, se dice también que si acumulas un volumen excesivo en las caderas, quizá estés cargando con sentimientos de culpa o deseos de vergüenza o con un miedo residual a agresiones sexuales que convertiste en peso para protegerte.

Mechi Cartier

sábado, 18 de noviembre de 2017

Estamos en una escuela de manifestación, venimos a aprender el juego de la creación para crear manifestaciones de amor y con amor. 

Hay quien crea cualquier cosa y no acorde al amor, es cierto, aunque esto no es asunto nuestro, porque cada uno de nosotros venimos a crear aprendiendo a tomar conciencia de que somos absolutamente responsables tanto de lo que creamos como de lo que provoca esto que creamos (karma, ley de reciprocidad, etc.). 

Así que aunque la tendencia es a meternos u opinar o juzgar, no tenemos por que inmiscuirnos en la creación de otras personas por muy desastrosas o nocivas que nos parezcan. El Universo se ocupa de balancear todo, siempre. Así que ocuparnos de la nuestra propia a sabiendas que somos responsables absolutos de lo que provocaremos (efecto) con lo que creamos (causa), que esto ya de por si es tooda una tamaña tarea!!

bendiciones ♥

@Chaman.de.la.Vida

sábado, 11 de noviembre de 2017

Cómo Conectarse con el Alma - Suzanne Powell

Necesitamos reinventar nuestra historia como humanidad...

Suzanne Powell dice que las personas tienen la capacidad, las cualidades y las condiciones para continuar evolucionando conscientemente hacia planos superiores.
En esta Charla habla acerca de como podemos conectarnos con nuestra alma
Es tiempo de despertar del sueño que nos mantiene atrapadas en la ignorancia, la enfermedad y la pobreza espiritual y material.
A través de ejemplos y anécdotas de su propia vida nos muestra cómo se manejó en cada ocasión para lograr la conexión con el alma, y desgrana las claves para identificar a personas y momentos que ayudan a crear un vínculo especial con la esencia de cada uno.


miércoles, 1 de noviembre de 2017

Hecho en el Cielo (Made in Heaven) Timothy Hutton & Kelly McGillis

hermosa película que muestra como las almas están vinculadas..



Yo quiero un amor vintage

“Me imagino en un futuro a la gente hablando del amor como se habla ahora de las cosas con hombreras. “¿Te acordás cuando todavía se usaba el amor? ¡Qué horror! Yo lo usé un par de años, no quiero ni ver fotos de esa época.” Todo pasa tan rápido que ni nos damos cuenta. El amor tarde o temprano también pasará de moda. Lamentablemente… siempre me gustó lo vintage.”
Como si de una carta a Los Reyes se tratara, pedimos un amor que nos cuide, nos mime, sea bueno, nos proteja…. ¡Ah, y que tenga detalles! Y cuando esa persona aparece en nuestra vida, paradójicamente, no la valoramos porque nos cuida demasiado, nos mima demasiado, nos protege demasiado, es demasiado buena y tiene demasiados detalles. Demasiado para ser real.
Y es en este punto, en el que tras hacer una larga lista de cualidades y virtudes maravillosas de esa persona, acabamos por pronunciar el famoso ‘… pero te quiero como amigo’. El primo hermano del ‘No eres tú, soy yo’ a veces me lleva a pensar que, en el fondo, parece que nos gusta lo complicado y difícil (y los raritos, los bordes, los malotes, los aparentemente especiales y un largo etc), porque pareciera que así merece más la pena. ¿Qué hay de malo en la sencillez de una persona que nos cuida el corazón con ese cariño? ¿Qué es lo que falla?
“Pasa con la felicidad como con los relojes, que los menos complicados son los que menos se estropean.” — Nicholas Chamfort.
Principalmente, dos cosas (de entre una larga lista que tú y yo ya sabemos porque a una amiga de tu amiga le pasó algo parecido, ¿verdad?): En primer lugar, la falsa creencia de que lo realmente importante debe ser resultado de un gran sacrificio. Que a mayor dificultad, mayor valor. Y, a pesar de creer firmemente que la perseverancia y el esfuerzo son valores fundamentales para alcanzar nuestros objetivos, la sencillez y la flexibilidad también lo son. Es cierto que el amor se construye, pero también que no hace falta dejarse la vida en ello cuando tu autoestima iza la bandera blanca. Hay que luchar, sí, pero no a cualquier precio o ante cualquier ganancia. Tan importante como decidir dónde y cuánto insistir es acotar dónde ceder y saber en qué momento decir ‘hasta aquí’. En segundo lugar, la sospecha o, por qué no, el complejo de que alguien tan genial no solo sea real sino que, además, pueda fijarse en nosotros . ¿Acaso no nos han dicho siempre que “las apariencias engañan”? ¿Acaso no lo han demostrado así una y otra vez nuestras experiencias del pasado? (“A saber qué esconde para ser tan perfecto”).
“¿No será, tal vez, que en la sencillez está lo extraordinario?”
¿Por qué ocurre esto? No tengo ni idea. Quizá sea porque en un mundo que avanza a gran velocidad, todo se amontona, se enreda y se complica de tal modo que valores como la sencillez, la autenticidad o la naturalidad – tan admirados a nuestros ojos – hayan acabado por convertirse en actitudes en peligro de extinción. O, quizá, porque de tanto buscar en los rincones equivocados, hayamos terminado por creer que algo tan sincero no puede ser verdad. Pero no, no es magia. Ni siquiera es algo raro. Es amor del de antes, amor del bueno. Es amor vintage.
Amor de ese que arreglaba lo roto porque no existía un tesoro mayor que lo construido entre esas dos personas. Amor del bueno, de ese que entiende realmente qué es comunicarse. De ese que sabe que un silencio vale más que mil palabras y que la mayor conexión entre dos personas, lejos de ser la WiFi, es mirarse a los ojos al hablarse. Amor del bueno, de ese que sabe que unas palabras bonitas ablandan el ego de cualquier discusión. De ese que sabe que el cuidado, el mimo y el cariño se construyen de puertas para adentro y no entre selfies y puertas entreabiertas. Amor del bueno, de ese que se centra en cuidar la calidad con una persona y no en mirar por el rabillo del ojo de la cantidad.
Un amor del de antes, del de-toda-la-vida, de ese que sabe que el fuego lento siempre es plato de buen gusto para quienes se sientan en la mesa con amor. Y, por supuesto, un amor de dos… que tres, cuatro y cinco son multitud. Un amor único, de uno y con uno, no uno que coleccione cromos con la misma facilidad que hace scroll en una aplicación de citas. Un amor del de antes, de ese que repite camiseta tres días seguidos porque te dijo que le encantaba cómo te quedaba, y no cambiarte tres veces al día para sacarte una mejor foto de perfil. Un amor vintage, a la antigua, de andar por casa, del que colecciona paseos en el parque y no likes en Instagram.
“El amor, cuando es verdadero, nunca pasa de moda”
Si eres de los que añoran esa época, lee con atención lo siguiente: mereces un amor del de antes. Porque el amor no es sufrir, ni hacer grandes logros para merecer el cariño del otro, ni intentar deslumbrarle para que se fije en ti. Ya eres lo suficientemente valioso como para que una persona te mire y vea en ti una vida llena de experiencias maravillosas.
Por eso, y aunque no viva a la moda, yo quiero un amor que no se rompa o deshilache con facilidad. No quiero un amor de temporada e Inditex, sino uno fuerte, resistente y de verdad. Como aquellas Wayfarer que duraban generaciones; como aquella vieja Polaroid que – sin querer – siempre encontraba el filtro perfecto para cada una de nuestras aventuras; como aquellos Levi’s cuyos años justificaban su precio; o como aquella carismática furgoneta que cada verano resistía historias de lagos y montañas. Porque, aunque todo esto parezca del pasado, se hace presente en el momento en que, pase el tiempo que pase, cuando llega lo hace para nunca desaparecer.
Lo vintage no es aquello que siempre vuelve, sino aquello que nunca se va.
Yo lo tengo claro. Yo quiero un amor vintage.
— Mechi Cartier