Se dice que los primeros arquetipos a integrar para tener un psiquismo sano son los del padre y la madre.
La madre es integración, enseña a valorar las cosas que tienes, da la seguridad, su esencia es decirle que sí a todo. Es EL AMOR.
El padre es separación, enseña a crear las cosas que no tienes, da la fuerza para moverse y crecer, su esencia es decirle que no a todo. Es EL DESEO.
Mamá es pasado, es ESTABILIDAD; papá es futuro, es el rumbo, la META.
El diseño del mapa está clarito.
Papá es la LEY que enseña como respetar el AMOR de mamá!!
¿Y qué pasa si alguno o los dos no están o nos fallan? (Algo muy posible pues somos humanos, fácilmente presas del destino)
Para esto, las culturas ancestrales tienen, de nuevo, el truco y la solución: asumen que la madre es la tierra y el padre es el sol.
Tierra, es nuestra casa viva y la mamá de todas las abuelas y madres, quien nos da su cuerpo, nos sostiene y afianza la tradición.
Sol, astro rey que nos marca el camino, un lugar a donde mirar y dirigirnos para seguir creciendo en el futuro.
Asumir la tierra como la madre es tener un origen estable, un buen pasado. Y al sol como padre es tener un rumbo cierto, un destino luminoso a donde ir.
En América (Abyayala) tenemos serias dificultades con el arquetipo paterno, pues nunca hemos sabido decir que no, por eso un puñado de extranjeros acabaron imperios y aniquilaron guerreros imponiendo ideologías y muerte. Y como destino somos propensos al abandono, a la violencia, a la destrucción, al vicio. Somos eternos niños que al crecer actúan como hordas que quieren matar y devorar al padre sin saber que se tragan una ley terrible.
Esto, por supuesto a nivel histórico, familiar y personal.
Por eso aparece la figura del cacicazgo, del caudillo, del demagogo (interno y externo).
Para poder amar, antes hay que poner límites y decir que no. Y aquí aparece el padre simbólico que da un orden y método que debemos asumir para respetar y cuidar la madre que es nuestro cuerpo y casa viva llamada Tierra.
Sólo reconocernos como hijos de estas entidades ya es un gran paso para resolver patrones, deudas y culpas con nuestros ancestros, para así liberarlos de responsabilidades y así encontrar paz y asumirnos como creadores y guardianes de nuestra propia existencia.
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