En el nogal nos encontramos nuevamente con una planta en cuyo simbolismo se pone de manifiesto la entretejedura de la vida y la muerte. En los tiempos que los hombres eran mas clarividentes, la nuez estaba rodeada de numerosos tabús y formaba parte de ritos y ceremonias. Hay un algo inquietante, un algo oscuro en el aura del nogal. En Oriente se lo considera un árbol de los difuntos que se planta en los cementerios. En el norte de Europa, en cambio, se suele plantar cuando nace un niño.
En los países meridionales, sus habitantes colocan ramas de nogal bajo sus ventanas, para protegerse contra los hechizos de las brujas. También llevan colgada una nuez para defenderse contra el mal de ojo.
Este árbol proporciona el mitridato, antídoto universal contra todo tipo de envenenamientos, desde las mordeduras de perros rabiosos hasta picaduras de escorpiones. Esto al menos es lo que creían los romanos ya que, según dicen, entre los tesoros de Mitrídates, rey del Ponto y el mayor experto en venenos de la Antiguedad, se encontró la siguiente receta: una mezcla de nueces secas, higos, hojas de ruda, enebro y sal.
Naturalmente la nuez es parte integrante de las costumbres relacionadas con el amor y las bodas, el abandono de la casa paterna y la época de la soltería. En relación a esto, el nogal también hacía posible echar una mirada al futuro. Durante la recogida de las nueces las chicas arrojaban un palo al árbol; si éste quedaba colgado en las ramas ello era señal de que pronto se casarían. Los enamorados echaban nueces en los hogares: si éstas explotaban ruidosamente a ellos les sucedería lo mismo. Sin embargo, si se quemaban sin estallar les esperaba un matrimonio feliz.
En la antigua Roma el novio tiraba nueces a la multitud en señal de su renuncia a otros amoríos y aventuras eróticas. Actualmente en Italia la gente sigue arrojándole nueces, además de granos de arroz, a la pareja de recién casados.-
Fuente: http://arboles-sagrados.blogspot.com.ar/2009/01/el-nogal-junglans-regia.html
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